Los voluntarios de El Peñol construyen patria
Se ha preguntado usted, amigo lector, ¿qué sería de nuestro municipio sin la existencia del Cuerpo de Bomberos Voluntarios, la Defensa Civil, el Voluntariado Vicentino, los Boys Scouts, los Vigías del Patrimonio Cultural, los voluntarios de las Juntas de Acción Comunal y otras organizaciones locales, que simplemente y por civismo luchan por causas especiales, sin recibir remuneración alguna?
Indudablemente estarían disminuidos nuestro bienestar; nuestra seguridad; la acción caritativa en bien de los menesterosos; la protección de los referentes de la identidad cultural y hasta el mismo desarrollo rural. En el municipio de El Peñol podemos hablar, sin lugar a dudas de un movimiento de voluntarios, que si bien no tiene ni social, ni políticamente ese noble reconocimiento de lo que representa la dignidad de ser voluntario, sí representa una escuela de valores cívicos que ha contribuido a la creación de una comunidad sólida y coherente, que enseña a las personas a ser ciudadanos responsables y que capacita en civilidad para la intervención en el proceso democrático.
Los voluntariados fomentan la confianza y la reciprocidad, que son valores fundamentales para la construcción de sociedades estables. Promueven la participación en la gestión de asuntos públicos y coadyudan con la administración municipal en la prestación de algunos servicios públicos, como son la atención de emergencias; el socorro humanitario; la protección del patrimonio y la ayuda a los más desprotegidos, entre otros.
Cuando hablamos de voluntariados, estamos hablando de personas que ayudan, aprenden y participan activamente en la vida de las comunidades. Por eso el voluntariado no tiene fronteras. Es un fenómeno social que abarca todos los grupos de la sociedad y todos los aspectos de la vida humana. Por eso ha sido fuertemente influenciado por la historia, la política, la religión y la cultura.
Gracias a los grupos de voluntariados, existe más solidaridad; existen más espacios para ayudar a otros; se trabaja en equipo por el desarrollo del municipio y del país. La persona voluntaria que integra estos grupos coloca sus talentos en bien del mejor vivir de los demás y hace que su grupo crezca porque entre más se da, más se recibe; porque cada acción está llena de satisfacciones; porque su contribución cívica y humanitaria se multiplica; y finalmente, porque hace parte de algo más grande que sí mismo. Los grupos de voluntariados siempre construyen más de lo imaginado.
Lo que en los países más desarrollados se valora como “voluntariado”, en nuestro medio es considerado como una labor de bajo perfil. En El Peñol no se ha expedido la norma oficial que debe crear el “Consejo Municipal del Voluntariado”, según lo ordenado por la Ley 701 de 2001. Nuestro municipio siempre seguirá necesitado de manos que lo construyan con pasión. Por eso: ¡Felicitaciones para todos los peñolenses que dignamente integran los voluntariados de este pueblo!