Museos, globalización y sostenibilidad
“El Estado planificará el manejo y aprovechamiento de los recursos naturales, para garantizar su desarrollo sostenible, conservación, restauración o sustitución. Deberá prevenir y controlar los factores de deterioro ambiental, imponer las sanciones legales y exigir la reparación de los daños causados. Cooperará con otras naciones, para proteger los ecosistemas fronterizos” (Constitución P. Colombiana. 1991). Estudiosos del tema, expresan que globalización es sinónimo de homogenización, mantenimiento de modelos tradicionales y autoritarios. Desde lo anterior, es menester agregar otros sinónimos: estatismo mental, indiferencia, rentabilidad, acumulación de capital.
En el pasado, el museo era considerado y observado, como un simple espacio físico, con determinada figura geométrica, con elementos diversos; la mayoría de las veces olvidados por la sociedad, desde sus gobernantes y pobladores. El museo, casi era sinónimo de ambiente frio, cosas viejas, polvo por doquier, sujeto anónimo.
En el hoy, la globalización de la economía, a partir de todos sus procesos productivos, arrastra los comportamientos culturales; que sí no son observados y estudiados, irá transformando imperceptiblemente los aspectos vivenciales básicos (política, educación, salud, deporte, arte).
En el otro hoy, la sostenibilidad de la economía, postula trabajar con los recursos naturales; buscando transformaciones diversas, sin comprometer el futuro de la humanidad y casi como ley, establecer procesos educativos de conservación y protección de todos los recursos (especialmente los naturales, no renovables). Para lo anterior, los sinónimos serían: dinamismo mental, emoción, servicio, compartir.
A partir de la Constitución Nacional de 1991, se redimensionó el papel participativo y democrático de la sociedad, en el ejercicio de todos sus derechos. Entre éstos se encuentra, el acceso a las expresiones culturales y a sus formas de tenerlas, conservarlas y protegerlas; como algunas de las funciones que el museo debe realizar.
El museo, como expresión sintiente y dinámica de la historia; es una invitación permanente, para reflexionar sobre los eventos que a diario se realizan en la sociedad.En los momentos actuales se nos invita a pensar la sostenibilidad; como una propuesta productiva alternativa y de sostenibilidad ambiental versus la vigente: un modelo productivo; netamente consumidor de todos los recursos naturales, renovables y no renovables.
Ambiente y sostenibilidad, no son palabras sentimentales y románticas; ellas están adquiriendo posición económica, política, cultural; en los sectores internacional, nacional, regional. En forma sencilla: la sociedad en todas sus manifestaciones ha venido consumiendo los diferentes recursos; no está conservando, mitigando y reponiendo, en proporción adecuada; está acabando con ellos.
Según estudios pertinentes, ya existen inventarios sobre elementos de la biodiversidad, totalmente extinguidos y otros; avanzando hacia el mismo destino fatal, ante la indiferencia social, la no ejecución de leyes vigentes; con la complacencia de funcionarios rutinarios y hasta corruptos. Los avances de la ciencia, en vastas áreas del conocimiento; favoreciendo la calidad de vida, mas en la clase alta y media, junto al crecimiento rápido de la población; llevó inexorablemente al desgaste de todas las riquezas naturales.
En medio de tales intereses, se buscaron políticas salvadoras; emergiendo propuestas denominadas apertura de fronteras, globalización de mercados y desarrollo sostenible (entre otras); como fórmulas, aparentemente salvadoras, para el mismo modelo económico consumidor. Con ello se busca seguir ganando y acumulando riqueza, a costa de la clase baja y económicamente menos favorecida; pretendiendo que, desde ella, se lleve todo el peso de la sostenibilidad productiva, es decir desarrollo sostenible.
Se han realizado cambios constitucionales, creando leyes nuevas y ajustando otras; buscando con ello, reacomodar el aparato productivo. Poco se ha logrado y el consumo de los diversos recursos, sigue avanzando grandemente. Términos nuevos se comienzan a pensar, como llamados de atención ecológica y hasta jurídica: modelos económicos sesgados, criterios ecosociales, colapso civilizatorio, epidemias (pandemias), bioética, decrecimiento, corresponsabilidad social, seguridad climática. Palabras que se han aumentado, en lenguaje exponencial, en espacios académicos y hasta políticos. Hechos que, escasamente, se están dando, en lenguaje sumatorio. Distancias producidas, en años-luz, entre las posiciones. Comunidad que sufre, constantemente.
Los trastornos bioclimáticos (variación climática y cambio climático), son los signos más reales de los daños, que la sociedad capitalista, ha efectuado sobre el ambiente. El ambiente está herido y como tal reacciona, de una manera que cuesta comprenderlo, desde los pensamientos humanos; a veces, signados exclusivamente por elementos racionales. La sociedad está sufriendo porque: está herido el ser humano, está herido el ser animal y está herido el ser ambiente. Está demostrado que cuando un ser viviente sufre; reacciona, como respuesta defensiva, buscando salvar la vida. Su única y poderosa arma para defenderse, es la fuerza indomable, denominada instinto de supervivencia; expresada de acuerdo con sus modelos de vida y características particulares.
Los cambios normales en el tiempo, muchas veces imperceptibles, entre los elementos y factores climáticos, se aceleraron grandemente debido a procesos industriales comerciales, comportamientos sociales indiferentes y hasta corruptos; orientados a producir toneladas de productos, sin importar la destrucción de todos los recursos naturales, incluyendo los seres humanos. No hemos querido respetar las normas de convivencia ambiental … ¿Hasta cuándo?… Pueda ser que todavía el sistema ambiental, nos permita acercarnos; para mutuamente trabajar en pos de recuperar su salud y de esta forma, establecer comportamientos nuevos, para vivir en armonía espiritual, entre todos los seres.
En Centro de Desarrollo Cultural y Comunitario, el Museo Histórico de El Peñol, fundamenta una frase de COLLINGWOOD, R. J., en torno a una de las funciones educativas que, desde los museos, se deben realizar como corresponsabilidad social: el arte es la medicina de la comunidad, para la peor enfermedad del espíritu: la corrupción de la conciencia. Siempre, en el Museo Histórico de El Peñol, se dialogará y se compartirá; buscando que las ideas y conceptos generadas, sirvan para fortalecer la ética personal y comunitaria; como base sólida para impedir el avance de la corrupción.
El ICOM en el 2007 presentó a la humanidad, la última definición sobre museo: es una institución permanente, sin fines de lucro, al servicio de la sociedad y su desarrollo, abierta al público; que adquiere, conserva, investiga, transmite y expone el patrimonio tangible e intangible de la humanidad y de su entorno; para la educación, el estudio, el deleite. El Museo Histórico de El Peñol, reafirma la definición dada; apoyándola en sus actividades educativas diversas: exposiciones artísticas, conferencias, talleres, videoforos, concursos, presentaciones musicales y mediaciones culturales; siempre orientadas a postular reflexiones para conservar, investigar, adquirir y difundir el conocimiento; desde la comunidad, hacia la comunidad.
De la encíclica Alabado Seas mi Señor (Papa Francisco). Se citan fragmentos.
Los recursos de la tierra, están siendo depredados por formas inmediatistas de comprender la economía, la producción, la comercialización. Las pérdidas de selvas y bosques, implican al mismo tiempo; las pérdidas de especies que podrían significar en el futuro, recursos sumamente importantes; no sólo para la alimentación, sino también para la curación de enfermedades y el empleo en múltiples servicios.
Las diversas especies contienen genes que pueden ser recursos claves; para resolver en el futuro, alguna necesidad humana o para regular, algún problema ambiental. Llama la atención la debilidad de la reacción, en la política internacional. El sometimiento de la política ante la tecnología y las finanzas, se muestra en el fracaso de las cumbres mundiales sobre el ambiente. Hay demasiados intereses particulares y muy fácilmente el interés económico, llega a prevalecer sobre el bien común; manipulando la información para no ver afectados sus proyectos. Sobre los recursos naturales, predominan los intereses de grupos económicos, que arrasan irracionalmente las fuentes de vida. La alianza entre la economía y la tecnología, termina dejando afuera, lo que no forme parte de sus intereses inmediatos.
El entorno ambiental es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos. Quien se apropia de algo, es sólo para administrarlo en bien de todos. Si no se hace, se carga en la conciencia, el peso de negar la existencia de los otros. Un porcentaje pequeño de la población mundial, consume recursos en tal medida que; roba a las naciones pobres y a las futuras generaciones, lo que necesitan para sobrevivir.
El tiempo y el espacio, no son independientes entre sí; ni siquiera los átomos o las partículas subatómicas, se pueden considerar por separado. Así como los distintos componentes planetarios (físicos, químicos, biológicos), están relacionados entre sí; también las especies vivas, conforman una red que nunca, se termina de reconocer y comprender. Buena parte de la información genética humana, se comparte con muchos seres vivos.
Junto al patrimonio natural; existe un patrimonio histórico, artístico y cultural, igualmente amenazado. Es parte de la identidad común de un lugar y una base para construir una ciudad habitable. No se trata de destruir y de crear ciudades nuevas; supuestamente más ecológicas, donde no siempre, se vuelve deseable vivir. Hace falta incorporar la historia, la cultura y la arquitectura de un lugar; manteniendo su identidad original. Por eso; la ecología también supone, el cuidado de las riquezas culturales de la humanidad, en su sentido más amplio. Es la cultura, no sólo en el sentido de los monumentos del pasado; sino especialmente en su sentido vivo, dinámico y participativo; que no puede excluirse a la hora de repensar, la relación del ser humano con el ambiente.
El antropocentrismo moderno, paradójicamente, ha terminado colocando la razón técnica sobre la realidad; porque este ser humano ni siente la naturaleza como norma válida, ni menos aún como refugio viviente. La observa sin hacer hipótesis; prácticamente como lugar y objeto de una tarea, en la que se encierra todo; siéndole indiferente, lo que con ello suceda. Sí el ser humano, no redescubre su verdadero lugar; se comprende mal a sí mismo y termina contradiciendo su propia realidad. No sólo la tierra, ha sido dada por Dios al hombre; el cual debe usarla respetando la intención originaria de que es un bien común; incluso el hombre es para sí mismo, un don de Dios y, por tanto; debe respetar la estructura natural y moral, de la que ha sido dotado.
Desde la Fundación Amigos del Museo, nos regocijamos en su día internacional (18 de mayo), con todos los museos de Antioquia, Colombia y el Mundo. Los invitamos a que. desde sus particularidades culturales, siempre expresen enseñanzas para vivir en armonía con el ambiente y con los seres humanos.
Por: Luis Alfonso Montes Velásquez – Director de la Fundación Amigos del Museo de El Peñol