El legado educativo y civilista de Simón Bolívar en la conmemoración de los 190 años de su fallecimiento.
Simón Bolívar murió el 17 de diciembre de 1830 en la ciudad de Santa Marta. Para conmemorar los 190 años de su fallecimiento, en este 2020, el Museo Histórico de El Peñol ha querido hacer una breve memoria del legado educativo y civilista del Genio de América, con una exposición iconográfica de la “colección bolivariana Juan Guillermo Restrepo Restrepo”, desde el mes de noviembre, gracias a la especial vinculación del Ministerio de Cultura – Programa de Fortalecimiento de Museos; y la Administración Municipal de El Peñol.
Presentamos aquí una breve reseña de las enseñanzas educativas del Libertador, gracias también, a la colaboración del profesor don Salomón López Flores.
Quienes conocen el proceso educativo y comprenden la vigencia del ideario bolivariano, no dudarán nunca de la necesidad de hacer partícipes a los estudiantes, del pensamiento del Libertador. En las memorias de él no podemos omitir su gran preocupación por la educación en todo el proceso de la formación ciudadana. Planeando la organización de los nuevos Estados y su desarrollo, hizo valiosas recomendaciones para la aplicación de los sistemas formativos que deben y pueden contribuir a la integración de los factores que constituyen la mayor fuerza en la proyección hacia el bienestar de los pueblos liberados. Por eso se refirió claramente a lo que denominó educación del pueblo.
¿Qué significa educar para Bolívar? Para él: “es la transformación del conocimiento teórico, la formación de la personalidad, la capacitación para la vida social y humana, depuración del gusto para disfrutar de los goces estéticos, endurecimiento del cuerpo como soporte del espíritu”
Refleja en este concepto una filosofía de la educación con profundas raíces de contenido humano, con énfasis en la formación moral, intelectual y física, herencia de los conceptos tradicionales de la educación formal e integral, tan en boga en su época. Así se fue conformando en su pensamiento, se fue tejiendo toda una concepción del hombre y del buen ciudadano, moralmente sano, amante de la libertad y útil a la sociedad.
La vía más efectiva la encontró Bolívar en uno de sus proyectos: la educación popular general obligatoria, por la cual debían vigilar los legisladores, ya que la juventud debía formarse “en el espíritu de comprensión de los derechos y obligaciones del hombre y del ciudadano”.
Bolívar guardó de su maestro los mejores recuerdos y las mejores enseñanzas. Don Simón Rodríguez, Simón Carreño o simplemente Robinson, dice, “es el mejor hombre del mundo; pero como es un filósofo cosmopolita no tiene patria, ni hogares, ni familia, ni nada” Luego expresa: “yo he seguido el sendero que usted me señaló”, “usted formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso”
En 1825 don Simón Rodríguez fue nombrado como director general para asuntos de la educación popular en el Estado de Bolivia, recientemente creado. Este programa enfatiza la importancia de la educación a todos los niveles, ya que de él depende, en buena parte, la vida espiritual de la nación. Con él se plasmaron ideas como la obligación que tiene el Estado de otorgar educación al pueblo, la idea de una educación general y única para su gente. Basándose en Montesquieu afirmaba que “es mas difícil sacar un pueblo de la servidumbre, que subyugar uno libre”. En el discurso de Angostura en 1819, decía: “la esclavitud es hija de las tinieblas, un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción”.
“La instrucción es la felicidad de la vida y el ignorante está próximo a revolverse en el lodo de la corrupción. Se precipita luego infaliblemente en el lodo de las tinieblas y de la servidumbre” (Carta dirigida por Bolívar desde Lima a su hermana María Antonia el 25 de abril de 1825).